Palabras que ni un torbellino consigue llevarse.

Hoy quiero hacerle un encargo al viento. ¿No se supone que se llevaba consigo todas las palabras? Sí es así, ¿por qué no se lleva todo lo que me dijo? ¿Por qué siguen aquí, en mi memoria, haciendo daño, tantas palabras? Quiero que te las lleves, señor viento. Quiero que un sólo soplido baste para borrarlas, para que se vayan lejos y no puedan volver. Quiero que una ráfaga se lleve todas y cada una de las cosas que dijo y que me hicieron sentir especial, cuando realmente, eran sólo eso, palabras. A lo mejor es una cuestión más de sentimientos, que de simples palabras. Que no importa qué dijera, si no lo qué me hizo sentir. Quizás sea que tener una buena memoria, no siempre es algo bueno. A veces desearía poder olvidar todo lo que dijiste con la misma facilidad en la que tú lo has olvidado. Si es verdad que las palabras se las lleva el viento, quiero que se vayan, que se vayan y no vuelvan nunca. No quiero ser coleccionista de promesas rotas.