Que yo te querré mañana, mañana y siempre.

Otra noche de invierno con mi interior en agosto. Otra noche en vela acordándome de tu rostro. Intento restablecer mi juicio perdido... pero si pienso en tí se me aceleran los latidos. Atada y abatida. Pensando que es pasado todo lo que he compartido. Lo que compartimos entre caricias y mimos. Y ahora veo que todo se ha ido... yo estaba convencida de que estar contigo era mi destino. 
No sabes lo que duele que no me quieras igual. Eres el océano en el que muero de sed, porque lo eres todo, pero no puedo beber de tí. Te juro que no puedo con este calvario. Que si nací cuando te conocí, esto es como morir.
¿Sabes una cosa? ¿Algo muy duro? Que yo pensaba en el futuro y veía un campo de rosas. Y ahora eso me acosa y te aseguro, que me torturo viendo fotos en las que sales guapísimo. Me quemo con recuerdos tantas veces. Ver que desapareces es un sádico veneno. Y temo en el invierno que florece, porque cuando anoche te echo mucho más de menos. Que mi alma se prende y no sé si lo entiendes. Que contigo encontré el amor, y contigo se pierde. Que no puedo evitar que mi mente te recuerde, cada vez que salgo y veo algo de color verde. Que muero por verte. Y sé que tengo que ser fuerte... pero tengo pánico de luchar y perderte.