A veces me roza el viento y pienso que eres tú la que me toca.

Compramos sofás nuevos y mi vestido de la comunión. Escuchaba tu voz através del telefóno, como decías que volverías pronto a casa. Yo quería que vieras todo lo que habíamos comprado mientras tú estabas en el hospital. Y que preocupación iba a tener yo con 9 años, como iba a imaginar el final de la historia...  si mamá decía que iba a volver. Vi como perdías fuerza, como perdías el pelo y no podías coger cosas sin que se te cayeran. Pero también vi como a pesar de todo hasta el último día que pudiste, eras tú quien me llevaba al colegio. Como hasta el último día sacabas fuerza para sonreír y decirme que no pasaba nada. No volviste,  y llevo esperando a que lo hagas 2.555 días...  ¿se dice pronto, eh? El paso del tiempo no hace que me acostumbre ni que deje de echarte de menos. Porque toda niña quiere ir de compras con su madre y hablarle de sus novios. Cada año que pasa, cada 6 de marzo me duele pensar que apenas me quedan recuerdos. Que soy incapaz de acordarme de tu voz, de tu olor... Me encantaría que me regañaras por WhatsApp, que me vieras poniéndome unos tacones altísimos, un simple abrazo...  verte un último instante. Poder decirte lo mucho que te quiero y la falta que me haces cada día. Porque la vida duele demasiado aquí sin ti. Porque todo era tan diferente cuando estabas tú, porque tengo un vacío...  porque me faltas tú.

"No es más grande quien más ocupa, si no quién más vacío deja cuando se va"  Te quiero mami.