Le dió dos besos en lugar de uno solo. En sus labios pudo leerse un 'adiós' que no quiso decir muy alto. Y por último, el portazo. Un portazo que sonó como un disparo directo a su corazón. Aquel portazo hizo eco en toda la casa (que ahora estaba más vacía), pero también en su corazón sin de sentimientos, pues él se los había llevado consigo. Se llevó todo su amor y a ella la dejaba allí, sola, como si nada. Miraba incrédula hacia la puerta. Se había ido. Había cogido todas sus cosas y se había largado a quién sabe donde. Y entonces rompió a llorar. Porque se había marchado con todas sus cosas, pero se dejaba lo más importante, a ella. Porque ella siempre había sido suya...
SERENDIPIA. Hallazgo afortunado e inesperado que se produce cuando se está buscando otra cosa distinta.
Te convenceré con millones de sonrisas:)
lunes, 29 de julio de 2013
jueves, 25 de julio de 2013
Un poco de agua en la cara, algo de maquillaje y una sonrisa forzada. Es lo único que se necesita para salir a la calle y aparentar normalidad. Sales y pareces feliz, como todo el mundo a tu alredor. Y si alguien se da cuenta, echarle la culpa al cansancio es la mejor vía de escape. Fin de la interpretación. Nadie lo ha notado. Nadie ha notado que en realidad estás vacía, que escasean los motivos para lucir una sonrisa y que todo te queda demasiado grande. Sin embargo no hay ningún maquillaje para los daños del corazón. Puedes engañar a todo el mundo a tu alrededor, pero no a ti misma. Y lo cierto es que hoy, me siento un poquito más sola.
miércoles, 24 de julio de 2013
Hay finales felices, otros necesarios.
Voy a escribir una despedida. Una despedida que sé que terminarás leyendo aunque yo odie que lo hagas. Es otra despedida más, otra entre tantas. Una despedida más dentro de todas las veces que he intentado alejarme de ti... pero que nunca han tenido resultado. Siempre me ha costado separarme de ti. Las primeras veces porque estaba enamorada y lo más lejos que quería estar de ti, era a tu lado. De la forma que fuese. La de veces que me han aconsejado que dejara de hablarte... que era lo mejor para mí y para olvidarte. Pero es que nadie lo veía desde mi ángulo. Nadie entendía que te habías convertido en un apoyo que nunca antes había encontrado en alguien. Y quizás por eso no hacía caso a nadie. A veces lo intentaba, pero el hecho de imaginarme mi vida sin ti me rompía ¿sabes?. Lo máximo que pude estar sin ti fueron dos meses, y dos meses en los que intentaba saber de ti de la forma que fuese. Tras un año y unos cuantos meses el amor dió un poco de tregua. Una amistad que nadie entiende, creo que ni nosotros mismos la hemos llegado a entender nunca. Lo que si estaba claro es que nos necesitábamos el uno al otro. ¿Y qué lógica tiene que dos personas que se necesitan, tengan que distanciarse? Supongo que a la hora de los sentimientos nada se hace con demasiada lógica. Sólo sé que nunca, jamás hubiera podido imaginar que nuestras vidas tan íntimamente entrelazadas fueran a separarse. Si tantas veces se nos ha acercado el final, aunque hayamos querido evitarlo siempre, quizás es porque algún día tenía que llegar. Eso de que hay finales que son necesarios, supongo. O a lo mejor nos estamos equivocando totalmente y si siempre hemos encontrado un motivo... el más mínimo, para volver a unirnos es porque no tenía que acabar. Qué sé yo. Supongo que nos quedará espíar nuestras últimas conexiones como dos idiotas, esperar a que uno de los dos ceda y hable. O quizás esta vez ya sea la definitiva y no volvamos a saber más uno del otro.
He leído muchas veces una foto que dice, que todos tenemos una persona a la que conocemos y que si no hubiésemos conocido, nuestra vida sería totalmente distinta. Yo creo que tú eres esa persona que cambió mi vida por completo. Esta noche de hecho me siento un poco más vacía... El 80 por ciento de este blog es para ti. Y creo que la mejor forma de iniciar la despedida es dejando de escribirte. Es algo que también he intentado muchas veces sin éxito, pero bueno.
La verdad que me cuesta creer que después de tanto el final sea este. Pero si realmente lo es, siempre te quedará todo lo que te he escrito este tiempo, que sé que lees. Te he querido y te quiero de una forma que sé que se puede querer a pocas personas. Y no tengo ni idea ni de que es lo que quiero, ni de como acabará todo esto. Si algún día de los que no hablemos piensas qué qué estaré haciendo, voy a responderte lo seguro... te estaré echando de menos.
lunes, 22 de julio de 2013
Lo importante no es lo que se promete si no lo que se cumple.
Creo que no soy la primera persona (ni seré la última) a la que le han prometido algo que nunca llegó a hacerse realidad. En mi caso, son más las promesas incumplidas que las que se llegaron a realizar. Y quizás el problema sea que prometemos por encima de nuestras posibilidades. Prometemos sin saber si realmente se podrá cumplir. ¿Cómo se pueden prometer los para siempre si ni si quiera sabemos que ocurrirá mañana?
Supongo que el problema no es sólo del que promete y no cumple, pues no creo que la intención de esa persona cuando hizo dicha promesa, fuera la de fallarte. Simplemente no podemos controlar nada de lo que pasa a nuestro alrededor. Las circunstancias cambian y las promesas se rompen con facilidad, es así. El problema también es del ingenuo que cree la promesa y confía ciegamente en la persona.
Ninguna promesa nace de una mala intención (supongo), pero ya lo dice el anuncio. Lo importante no es lo que se promete... si no lo que se cumple.
domingo, 21 de julio de 2013
Llevaban unos días viéndose. Siendo más que amigos. Compartiendo los primeros momentos de la que podría ser una gran historia de amor. Y quizás se daba por supuesto, pero aún no se lo había dicho. No le había dicho lo que estaba empezando a sentir. Se armó de valor. Era su mayor secreto, quizás no muy bien guardado, pues el brillo en su mirada al verle la delataba, pero su secreto. Y había reunido las fuerzas suficientes para decirselo a la cara, bajando un poco la vista, sí, pero a la cara. Y en una milésima de segundo, como en un suspiro, con una voz quebrada lo exhaló. Dos palabras, ocho letras que esconden millones de noches sin dormir y unas cuantas sonrisas tontas. Él lo escuchó sin apenas inmutarse. Y tras unos segundos pronunció un "yo también" que no parecía muy sincero. Ella sonrió tímidamente, conformándose. Al menos parecía que él también la quería.
Y es lo que podemos llamar el principio del fin.
jueves, 4 de julio de 2013
Te ponías tan guapa al reír
Emprendió un viaje sin billete de vuelta. Se marchó sin decirme nada, para que doliera menos (aunque ahora me mate). Estoy convencida de que ocupas un cachito de cielo, mi ángel, y por eso miro cada día. Porque aunque no estés aquí puedo sentirte todavía.