Tu desastre no es únicamente tuyo. La vida no ha sido caprichosa e injusta solamente contigo. El dolor, tan fuerte que desgarra, desgraciadamente, lo sufre más gente, exactamente igual que tú. Y qué putada.
La pregunta deja de ser un "por qué a mí", quedándose en tan sólo un "por qué". Por qué a quién te dio la vida, se la arrebatan tan pronto, dejándolo todo a medias. Tan sólo puedes aferrarte a lo único que te queda, fotografías. Fotografías de pequeño, en las que sonríe contigo y tú sonríes precisamente porque está contigo, y parece que así será siempre, o al menos, más tiempo del que estuvo.
Y también te aferras a los recuerdos. Recuerdos escasos, cada vez más borrosos y que saben a poco (muy poco), pero recuerdos. Su voz, sus manos, su pelo, su sonrisa, su forma de cuidarte, su manera única de quererte como nadie más hará en el mundo.
Te echo de menos. Y sé que el dolor no es solo mío. Que por desgracia mucha gente podrá entenderme. Y qué putada.