Te convenceré con millones de sonrisas:)

Todo lo que hay escrito en este blog, ha sido escrito por mí -a no ser que se indique lo contrario- producto de mi cabeza y de mis sentimientos NO LOS VUESTROS. Con esto quiero decir que disfrutéis de lo que escribo, pero que no lo copiéis como mérito propio. Gracias a todos simplemente por entrar.
"No me digas que el cielo es el límite si hay pisadas en la Luna"

Momentos que impactan.

"Mi teoría es sobre los momentos, los momentos que impactan. Mi teoría es, que esos momentos impactantes, esos destellos de gran intensidad que ponen patas arriba nuestras vidas, son los que acaban definiendo quiénes somos.  La cuestión es que cada uno de nosotros es la suma de todos los momentos que hemos experimentado, con todas las personas que hemos conocido, y son esos momentos los que conforman nuestra historia, como nuestra lista de grandes éxitos particular que reproducimos y volvemos a reproducir en nuestra mente, una y otra vez... " Y esta parte va dedicada a ello, un modo de reproducir una y otra vez, mis recuerdos. No pretendo que sea bonito ni nada de eso, simplemente es un desahogo.

Junio 2014 - Septiembre 2014 (y hasta 2020 (por lo menos):

Desde pequeña, cuando me preguntaban "¿qué quieres ser de mayor?" no necesitaba mucho tiempo para responder: médico. Quizás en ese momento no tenía ninguna razón de peso, pero con el paso de los años lo tenía más claro. Recuerdo que tuve un pediatra, Samaniego, que murió de cáncer. Él te hacía tener ganas de estar mala nada más que para tener que ir a verle a su consulta. Y comencé a pensar que en un futuro quería ser como él. También por mis circunstancias personales y porque desgraciadamente he pasado ya por la pérdida de muchos seres queridos, mis ganas de ser médico algún día eran más grandes hasta tal punto de que ni si quiera había contemplado la opción de no hacerla (porque la nota que se exige es muy alta). Tras dos años de bachiller de muchísimo esfuerzo, muchísimo sacrificio, lágrimas, desesperación y tras la temida selectividad, conseguí lo que desde pequeña quería... Ahora que estoy de exámenes me he dado cuenta de que todo lo que llevo estudiando estos años, todos los agobios, enfados, llantos, noches de flexo y sobre todo ganas de querer dejar todo de lado, no han sido nada comparado con lo que me espera. Todo nuevo, una carrera larga, muchas asignaturas, mucho que estudiar... Sin embargo, quiero seguir haciendo que merezca la pena. Y voy a dejar este vídeo de motivación, que me ha ayudado en este horrible mes de enero. Todo al final merecerá la pena, estoy segura.



No sé realmente cuándo empezó todo. Un 15 de septiembre de hace ya unos cuántos años, probablemente. El primer día de colegio "de grandes" se empieza con ilusión al sentir que te haces un poco más mayor aunque sólo tengas seis años. Pero ya tienes más responsabilidades, y supongo que eso es lo que nos hace crecer. Haces amigos nuevos y a esa edad apenas notas que serán una parte muy importante de tu vida. Así, como compañeras de juegos y risas empezó todo. Ahora al echar la vista atrás, es bonito darse cuenta de que esas personas que jugaban contigo a polis y cacos, al quema y a las supernenas, ahora siguen a tu lado.Ahora no jugáis como antes (tenemos más responsabilidades) pero siguen haciéndote feliz, consiguiendo que sonrías en los peores momentos, escuchando tus problemas, que ahora son mucho más graves que los de haber perdido a tu muñeca favorita. 
Algunos amigos se han quedado por el camino, es cierto. Supongo que no todo el mundo que en un momento de nuestra vida consideramos imprescindible, tiene el deber de permanecer con nosotros. Y por eso lo importante es ver quién se ha quedado. Quién ha sido capaz de acompañarte en todo momento, a pesar de todo. Es bonito tener una amistad de tantos años. Y por suerte yo tengo a las mejores personas del mundo a mi lado. Quizás me sobren dedos de las manos para contar a mis verdaderos amigos, pero sé al cien por cien que estarán conmigo, porque así me lo han demostrado en estos años.Creo que por eso, sólo puedo dar gracias.


Abril 2012: 

- Tú
+ Yo
- En la salud, enfermedad..
+ ¿Qué se supone que me toca decir a mí?
- Es lo que se dice en las bodas.
+ Tú y yo ya "nos casamos"
- ¿Ah, sí? 
+ Claro, por eso pusimos en Tuenti, el estado casado. Lo sigo teniendo.
- Es verdad.. ya me acuerdo. Pues no lo quites nunca eh.
+ Ni tú tampoco.

"Prometo mirarte como no te han mirado, prometo no prometer estupideces, aguantarte cuando no puedas más y llevarte lejos, decirte buenos días hasta en el peor de ellos. Mirarte de esa forma especial, olvidarme de las fechas para recordar recordando el 6 de marzo. No te pido los mejores besos que hayas dado, solo ser el causante de todas y cada una de tus sonrisas. Veremos una película cuando estemos solos y haremos el amor con gente en otras habitaciones. Discutiremos por saber quién quiere más a quien y nos querremos hasta pelearnos. Los problemas se llamarán distancia y la tristeza horas sin verte"


¿Cuál de ellas has cumplido?


15 de agosto de 2011. Nos llegaba el final. Nuestro final. "¿Recuerdas como llegaste a mi vida? Así de repente, por casualidad, cambiándolo todo. No entrabas en mis planes. No entraba enamorarme de ti. De hecho te lo dije muchas veces, que no quería novios…  supongo que estaba evitando el sufrir, pero esto es algo que surge y no puedes evitarlo.  ¿Te acuerdas de las primeras conversaciones? Empezamos a hablar por un mensaje, y la verdad no me arrepiento. Enganchabas. Me gustaba hablar contigo, creo que solo te buscaba a ti en el chat, o a mis amigas para contarle lo bonito que era todo… La primera vez que te vi, mis intenciones eran no pasar de ahí, verte ese día y punto, un rollo de unos días… pero ya me estabas enganchando, y no podía dejar de hablar contigo. “En dos meses te enamorarás de mí” decías. Entonces empezó mi cuenta atrás, 60 días. Menuda gilipollez. Yo sabía que me iban a sobrar más de la mitad de los días para enamorarme de ti, viendo el ritmo tan acojonante en el que aumentaban mis sentimientos, pero bueno, supongo que por eso me decías que era difícil. Cada día contigo era perfecto, todo era perfecto, tú eras perfecto. Al fin del mundo, me querías llevar, ¿te acuerdas? Mis amigas me tenían envidia ¿sabes?  Y era normal, porque ellas no tenían a alguien como tú y yo sí.  ¿Recuerdas el día que me dijiste que no te iba a ver en todo el verano? Ese fue el primer día que lloré por esto, y me sentía gilipollas la verdad, porque lo que yo no quería que pasara y lo que yo quería evitar ya estaba ahí, todo esto me afectaba más de lo que yo creía que iba a hacerlo…  pero por suerte te seguí viendo, todo seguía siendo perfecto. 24 de junio, cambiabas los estados para que te dijera si quería ser tu novia. Me dijiste cosas muy bonitas para convencerme, pero ¿sabes? Sobraban. Yo sabía que te iba a decir que sí de todas formas. Y ahí estábamos, juntos, pasara lo que pasara como la canción. Cuando nos pilló mi padre, pensaba que no te iba a ver más, y el mundo se me venía encima, te lo juro. La gente hablaba, pero contigo el mundo me importaba una mierda. Sólo pensaba en estar contigo. Putas películas de amor, he llegado a imaginar muchos meses contigo…   ¿Te acuerdas de nuestra primera discusión? Porque cambiaste todo en el tuenti de repente. Me dijiste ese día, “nosotros no vamos a discutir tanto como tu padre con su novia, ¿verdad?” Míranos ahora. Me fui de vacaciones. Te eché mucho de menos. Y cuando volví todo había cambiado. Es algo que aun no entiendo.  Antes hablábamos 24 horas al día, ahora no sabíamos que decirnos… “hablar tanto tiempo cansa, ¿no crees?” pues no, no lo creo. A mí no me cansaba. De pasar a vernos cada 3 o 4 días, a vernos una vez en semana, a no tener ganas de venir…  de contárnoslo todo a no saber nada de tu vida, de decir pargueladas, a discutir continuamente… Lo mejor de todas las discusiones, era el te quiero del final, saber que lo íbamos a solucionar, como siempre. Pero esta vez no ha sido así. Te has cansado y  ahora estoy escribiendo esto para decirte que te quiero, que te voy a echar de menos, que no quiero acabar con esto, pero es una decisión que has tomado, y que a lo mejor será la mejor para los dos, aunque me jode y no quiero verlo. Quiero buscarle otra, dejar de ser la “novia paranoica”, pero quizás ya es tarde, no te queda ilusión por esto.  Estoy escribiendo esto, para decirte que eres de lo mejor que me ha podido pasar, y que no me voy a olvidar de ti, créeme que no lo voy a hacer nunca. Que no me arrepiento de nada de lo que he vivido contigo en este tiempo… o bueno sí, me arrepiento de haberte echo daño. Lo siento de verdad,  era lo último que quería.  Yo solo quería volver a lo perfecto de antes. Ser felices juntos. Y mira donde estamos, con la hostia dada.  Nunca pienses que no te he querido, porque si lo he hecho, lo sigo haciendo, y aunque me duela sé que lo voy a seguir haciendo…" 

24 de enero 2012. Ya iban siete veinticuatros, porque inevitablemente es un número que ya no pasará desapercibido por mi vida. Era una cuenta mental, porque claro, ya no tenía valor al fin y al cabo, ya no tenía por qué recordar más fechas si todo hacía mucho que había terminado. Pero bueno yo llevaba mi cuenta personal. Ese día llevaba de añadido, algo especial. Su cumpleaños. Pero bah eso no es lo que importa ahora. Yo llevaba mi cuenta personal, que consideraba sin importancia aunque parece que en realidad si la tenía:

+ Hoy es 24. Sería medio año.
- No, son siete. Siete meses...
+ ¿Entonces hicimos medio año en Noche Buena?
- Bueno, hubiésemos hecho medio año en Noche Buena.
+ Para mí, lo hemos hecho. Y mientras siga hablando contigo y sigas ahí, cada 24 seguirá siendo nuestro aniversario. Y hoy hemos hecho 7 meses.

Hoy es 24. Y ya serían once. Y es el primero de once meses, que ya puedo decir que no merece la pena contar. Ya no es nada. Porque ni estoy ahí, ni estás conmigo. Y esa, es la difícil realidad.

Marzo de 2006. Supongo que cuándo somos niños, somos más inocentes y piensan que no nos damos cuenta de las cosas. En cierto modo es así, pero dentro de nuestra inocencia, podemos enterarnos de más cosas de las que piensan los mayores. Yo con 9 años la vi marcharse una mañana y sólo sé que no volvió más. Y cada día yo esperaba su regreso, que fuera ella la que viniera a recogerme al colegio o la que me despertara por las mañanas. Y oír su voz por teléfono, y decirme que pronto estaría en casa hacía que yo la esperara con más ganas. Habíamos comprado por fin un sofá nuevo, y ya tenía mi vestido de comunión. Y ella tenía que verlo. Creo que a veces la sigo esperando. Las visitas continuas, las llamadas preocupadas buscando un hilo de esperanza, y que cada día tuvieran que buscar con quién dejarme para no quedarme sola daba a pensar que algo no iba bien. Y efectivamente no iba bien. Hacía un año que ella tenía "un bultito en el pecho". Es lo que te dicen con 9 años, y claro, ¿qué importancia tiene un bultito? Ahora con 16, sé que el bultito, era un cáncer de mama, posteriormente de pulmón y finalmente de huesos. ¿Solución? Ninguna. Pero, ¿que le van a decir a una niña? El día que ocurrió todo, un mal presentimiento ya me acechaba. Sólo recuerdo lágrimas, lágrimas y muchas ganas de verla. Pero no me dejaron. "Está dormida, otro día la ves" fue la respuesta. Pero habían lágrimas y más lágrimas. Algo me decía que me estaban mintiendo, aunque la inocencia de una niña de 9 años al final hizo que "se me olvidara", al fin y al cabo ella me había dicho que pronto estaría en casa. Pasados dos días, cuando por fin que recogieron de casa de unos amigos de papá, pensé que el día había llegado que ya iba a verla, lo primero que hice fue preguntar por ella. La mirada triste de mis tías, es de estas miradas que no se te olvidan en la vida. ¿Y ahora, qué me iban a decir? Me dieron una rosa. Me la había cogido ella. Era una rosa roja preciosa, eso sí. Pero las palabras, eran palabras de estas que parten el alma, de estas que jamás se olvidan: Ella ahora está en el cielo.  Y ahí, ese preciso instante, el mundo se vino abajo. Se había ido para siempre. Y yo ¿qué tenía? Tenía una rosa. Una rosa que aún guardo, como lo último que tuve de ella. 

Hace cuestión de unos meses: Una de esas conversaciones nocturnas, de estas que nos tienen en vela hasta las tantas. Conversaciones, que ahora no son nada.

+El día que estés con otro no sé que voy a hacer. ¿Con quién voy a hablar por las noches? Hablarás con él.
- Puedo hablar contigo también. O si no, hablarás con otra persona.
+ Tú eres mi pequeña. Y mi pequeña es la única que llena mis noches, y nadie, ninguna otra persona lo va a cambiar ¿vale?


¿Con quién hablas ahora hasta las tres de la mañana?


21 de mayo de 2011. Sábado. Un sábado normal como otro cualquiera. Plan de siempre, salir con las amigas, rutina. La rutina que poco a poco va formando mi vida y que la verdad no cambiaría por nada. Pero ese sábado se salia un poquito de lo habitual. El chico que llevaba un mes tonteando conmigo, decía que tenía ganas de verme y me llamaría. También recuerdo que ese era uno de los famosos días en los que se acabaría el mundo. Nos han advertido tantas veces, que el día que realmente ocurra será como el cuento del lobo. Yo me lo tomaba a broma, el fin del mundo se acerca y yo voy a terminarlo enrollándome con un chico, ¿se le puede dar un final mejor? Pantalones cortos. Camiseta de tirantes. Se notaba que el sol y el calor habían vuelto por fin a Granada. El plan era simple, chuches, cachimba, fotos y unas risas junto al río, un plan muy apetecible para días como aquel. Supongo que lo que no entraba en mis planes, era conocer al chico que me cambiaría la vida por completo. Yo siempre he creído en el amor, y he llorado con las películas, y he querido un novio... pero a la hora de la verdad me encontraba bien sola y sin calentamientos de cabeza. Resulta increíble, que el simple hecho de que una amiga tuya salude a unos chicos, haga que tu vida de un giro, pero así fue. Dos chicos se acercaron a saludar a una de mis amigas y por educación, también a las demás. Mi cabeza estaba en otras cosas, por ejemplo que en nada debía irme con mi chico, ni me enteré de como se llamaban. Angela hablaba con ellos, algo de una chica con flequillo, pero yo estaba en otra cosa. Instantes después, me dijo "le has gustado, te va a agregar a tuenti". Vaya. Yo lo primero que pensé es que estaba que me salía, hoy un chico, ligaba con otro... pero ni si quiera me había fijado si era guapo o no, si era mi tipo o no. Parecía mayor que yo y llevaba una camiseta morada de Element. Bah, ya me agregaría y veríamos que pasaba con el chico de morado. No creo en las casualidades, se ve que el mundo no podía terminar sin que nos conociésemos... y menos mal que no terminó, porque el chico de morado, iba a cambiar mi vida al completo... 


Principios de Junio 2011. Se avecinaba la semana más aburrida de mi vida. Época de exámenes finales. Papá de viaje. Yo en casa de mi abuela sin internet. Mi único modo de supervivencia era el bendito internet del móvil. Bueno esos días habíamos adoptado a un gatito,Zorbi. Y entre el movil y el gato poco a poco se iba llevando. El chico de morado me había agregado a tuenti aquel mismo día. Mi amiga me hablaba de él. Tenía novia, pero a ella le decía que yo le gustaba mucho. De hecho un día me mandó un mensaje pero ese día estaba mi lado borde y aún no había hablado con él. Creo que fue el día dos de junio, mientras yo estudiaba la vida de Garcilaso de la Vega, cuando al darle a inicio tenía un nuevo mensaje privado. Era él. El chico de morado. Había mirado su tuenti estos días, y parecía bastante mayor que yo, pero guapete. El mensaje era sencillo, pero bonito. "Buenas, ahora mismo te estarás quedando un poco O.o pero desde que te vi en el río me encantaste y tenía que decírtelo. Supongo que estarás pensando que que hace este, pero bueno. Muaack =) " Ahí fue cuando realmente empezó todo. Al leer ese mensaje no pude evitar hablarle por chat. "Bonito mensaje" le dije. El decía que era muy parguelas. Me pasé toda la semana hablando con él, llegaba el momento en el que sólo le buscaba a él en el chat. Enganchaba. Las cosas que me decía, las cosas de las que hablábamos.Digo que si enganchaba... Dejo aquí nuestra parguelada: + Quiero irme a vivir a París, Londres, New York...
- Joder, ¡y yo también! Me voy contigo. No hombre, es broma.
+ Ah, ¿que era broma? :(
- Bueno, si quieres no es broma y voy contigo.
+ ¿Dónde quieres que vayamos?
- No sé, donde tú quieras. Yo iré contigo.
+ ¿Y si te llevo al polígono con todos los chonis?
- Jajajaja, tendrás que cuidarme para que no me hagan nada.
+ ¿Que tal si vamos entonces al fin del mundo?
- Oh, te ha quedado como en las películas.
+ Si, soy un parguelas.
- No me importaría ir contigo hasta el fin del mundo.
+ Hasta el fin del mundo... y un poquito más. 

11 de junio de 2011. Llevaba días diciéndome de vernos y yo llevaba días deseando hacerlo. A las seis y cuarto en el Neptuno, me estaría esperando aquel sábado. Puedo decir que tenía muchísimas ganas de verle, y que no estaba para nada nerviosa. El conjunto elegido desde el día de antes y empecé a prepararme horas antes. Todo planeado para que papá no me pillara, ya que no le haría gracia que saliera con un chico solos, lo tenía ya comprobado, así que iría "a tomar algo con mis amigas". Llegué tarde como de costumbre, es lo que pasa cuando sales de tu casa a la hora que has quedado, pero bueno corrí mucho y adelanté bastante en poco tiempo. A mitad de camino, el me llamó y yo tenía la voz cortada por ir corriendo. Entonces el me dijo "¿por qué corres? no corras anda si te espero, no pasa nada" Esa fue la primera vez que oí bien su voz. Y puede parecer una tontería, pero me gustaba lo que me había dicho. A pesar de todo seguí corriendo un poco y llegué al ratito. Allí estaba esperando, con una camiseta negra de Carhatt, supongo que el pobre estaría aburrido. Era guapo. Muy guapo. El sol le hacía unos ojos verdes preciosos. Nos fuimos de allí sin rumbo fijo, por calles por las que no solía pasar, hablando y riendo con sus tonterías. Jamás se borrará de mi cabeza lo guapo que estaba cuando al caminar se quedaba mirándome. Puedo decir que cada vez que se paraba a mirarme si estaba nerviosa, esperando a que se acercara a mí, a poder rozar sus labios con los míos. Hasta que a mitad de camino me paró, me volvió a mirar de esa forma que me ponía nerviosa y... me besó. Yo fui aquella tarde con la intención de vernos ese día y poco más, pero acabé en un lugar con unas vistas increíbles de Granada y con ganas de que esa tarde no terminara. De poder verle más días. Era increíble lo bien que me sentía a su lado. Seguía con sus tonterías, me hablaba de otras chicas para picarme y me decía cosas preciosas para arreglarlo. Cuando lo acompañé hasta la parada de su autobús y lo vi marcharse sabía que no terminaría ahí. Deseé que no terminara ahí. Aquello iba a terminar en algo grande...

+ Ya puedes soltarme la mano eh, sé andar solita
- No quiero.
+ ¿Ah, no? ¿Por qué?
- Porque ahora eres mía. Eres mi niña y te quiero llevar cogida de la mano.